El uso de los medios tonos en un lenguaje visual
Nicole Eisenberg en Martha Zullo
Hay circunstancias en que delimitar el género a que pertenece una obra plástica es tarea difícil, mucho más para quienes se aferran a ciertos principios clasificatorios tradicionales como cláusula definitiva para penetrar en una obra, analizarla, gozarla. Esta manía no se encuentra entre aquellas que, sin lugar a dudas, sobreviven en quien esto escribe. De todas formas, la aclaración vale para tantos para los cuales, aquélla, es una aletargante forma de vida o poco menos. La reflexión, en fin, adquiere cuerpo a propósito de la muestra de obras de Nicole Eisenberg, en Martha Zullo.
¿Dibujos o qué? Tal pregunta que más de cuatro se formularán. Y la respuesta adecuada: qué. Pero, antes que surjan dudas, diré que un qué con sentido encomiástico.
Es que las piezas de esta joven artista, paisajes generalmente, donde abundan los rasgos figurativos pero ciertamente aprehensibles, constituyen verdaderos y breves hallazgos. Cada obra, más allá de la anécdota que pueda descolgarse de la misma, es un capítulo para la historia del matiz. En la delicadeza con que Eisenberg maneja sus tonos - o mejor dicho, sus medio tonos - inventa su mejor lenguaje: breve, suspirante casi, menos dócil de lo que tanta fragilidad pudiera hacer suponer. [ Alfredo Andrés. (La Opinión) 1979 ]